martes, 17 de julio de 2012

El viaje de Pachín o el cambio de valores del paradigma científico (parte IV)

Día 5. 6 de julio.

10.30h. Hemos pasado las últimas 48 horas tratando de descifrar el acertijo de las ratas. Por suerte, hemos podido comer. Ratas. Nos hemos comido a una rata ministro. Creemos tener la solución. Las ratas no nos lo pusieron fácil, pero finalmente podemos proclamar nuestra victoria sobre el Ratamundo.

Es evidente que, si tomamos la primera letra de cada verso de abajo arriba, obtenemos la secuencia LANOGAIDOBARPAC. En realidad, se trata de un complejo anagrama que oculta la ubicación real de Pachín. Nuestro extenso conocimiento lingüístico nos ha permitido barajar posibilidades en varios idiomas. Tras mucho debatir, hemos dado con la clave:

BA LAGOON DA PRICA

Que en portugués significa "dirígete a la laguna del Prica". Un cuidadoso trabajo de campo entre los autóctonos del sudeste francés nos ha permitido confirmar que en Francia no existe esta cadena de grandes almacenes. Íbamos, pues, en la dirección equivocada. Ha llegado el momento de amarrar nuestra nave y dar 180 grados al rumbo de nuestra expedición. Investigando en la biblioteca municipal, hemos descubierto que sólo hay dos Pricas con laguna en todo el mundo: el Prica Varadero y el Prica Sao José do Rio Preto. Puesto que el mensaje está en portugués, nos parece sensato dirigirnos a Brasil cuanto antes. Descartamos cualquier otra opción. Viento en popa. Hoy es un día que la ciencia podría celebrar en un futuro no muy lejano en el caso de que nuestras pesquisas sean correctas.

Festival de despedida en honor a la finalización de la etapa francesa de nuestra investigación científica. Si observáis las velas de nuestra nave detenidamente, podréis apreciar las ratas congeladas que mostramos a nuestros queridos admiradores franceses como muestra de respeto y agradecimiento. 
Hasta siempre, Francia. 

sábado, 7 de julio de 2012

El viaje de Pachín o el cambio de valores del paradigma científico (parte III)

Día 3. 4 de julio.

12.05h. Tras una acalorada deliberación, decidimos cooperar con las ratas; en el mundo de la ciencia, el fin siempre justifica los medios. Les lanzamos un segundo mensaje a través del megáfono:
- WHAT IS? (no dominamos a la perfección el lenguaje universal de la ciencia).
Largo rato después, vemos cómo un pequeñísimo tubito de papel emerge de la guarida ratonil. Se trata de un mensaje apergaminado diminuto, imposible de leer a simple vista. Nos ponemos nuestros monóculos de magnificación visual Philips para descifrarlo. A continuación transcribimos el mensaje traducido del inglés:

"A cambio de nuestra información, exigimos:
1) El control total de la nave y de los instrumentos de navegación que ésta contiene.
2) Libre acceso al frigorífico, así como a la despensa de los alimentos.
3) Acatamiento total e incondicional de las órdenes de nuestro faraón.
4) Permisividad sin objeciones en cuanto a nuestros rituales funerarios (para nosotros es muy importante el correcto proceder en estas cuestiones).
Si cumplís con estas condiciones, el paradero de Pachín os será revelado".

13.30h. Rápidamente urdimos un plan. Por suerte, Lapino es un virtuoso de la flauta de pan. Y esta vez su don servirá para algo más importante que amenizar nuestras amargas noches en cubierta. El plan es el siguiente:

Les cederemos las llaves del barco y del frigorífico en señal de nuestra buena voluntad. Las ratas, satisfechas, nos revelarán el paradero de nuestro objetivo. Como festejo de reconciliación, Lapino tocará su instrumento a través del megáfono a la vez que Canardo le seguirá rítmicamente tocando palmas. Al son de la alegre melodía, las ratas deberían seguirnos, sumidas en un estado semiinconsciente, hasta el frigorífico (el cual, recordemos, se halla vacío). Una vez allí: prisón y alimento. Ahora sólo falta decidir la melodía.

Ralph Strudell, el profesor de flauta de pan de Lapino.

14.00h. Tras mucho meditar, ya tenemos la melodía idónea: la pegadiza tonadilla de "All night long" de Lionel Richie repetida hasta el infinito. Trance.

14.45h. El plan ha funcionado parcialmente. Tenemos unas 12.500 ratas en el frigorífico, pero antes de caer en la sofisticada trampa, sólo nos han proporcionado un críptico acertijo sobre el paradero de Pachín:

Cuando voy
A comprar
Pan y caviar,
Rata gurmet soy,
Antes me digo,
Buen manjar
O prefiero ayunar.
Da por sentado, amigo,
Ilustre comensal:
A la mesa del
Gastrónomo ideal
Ostras y champán
No están nada mal
Así que compra
La comida en el Caprabo Diagonal.

16.45h. ¿Dónde estará Pachín?

viernes, 6 de julio de 2012

El viaje de Pachín o el cambio de valores del paradigma científico (parte II)

3 de julio. Día 2

23.40h. Catorce horas de tedioso viaje. El desánimo se apodera de la tripulación. Las ratas han empezado a roer el cadáver de nuestro joven ayudante francés contratado en el puerto. 13 años de trabajos forzados para terminar lanzado por una borda. No podíamos permitir que las ratas avanzaran más.

El ayudante francés. In memoriam.


00.30h. Nos arrepentimos profundamente de haber lanzado el cadáver por la borda. Y cuando decimos cadáver hablamos de alimento. Habíamos pensado en todo el equipamiento tecnológico pero nos olvidamos de la comida. Estamos pensando en abandonar nuestra gesta. ¿Demasiado pronto? De acuerdo, seguimos.

2.45h. Tremendamente hambriento, Canardo ha perseguido a una rata común (o eso parecía) que le ha conducido hasta su guarida, en lo más hondo de la bodega del navío. Canardo ha tratado de penetrar la entrada. La operación ha fracasado.

3.15h. Canardo decide usar el magnetoscopión para averiguar qué sucede en la guarida de la rata. Tremenda sorpresa: las ratas se organizan en una sociedad compleja. Tras una observación preliminar, pareciera que hay una rata suprema, el faraón de los roedores. En el estrato inmediatamente inferior se situarían las seis ratas ministro, seguidas por dieciocho ratones-sacerdote. En la base de la pirámide jerárquica, Canardo ha creído identificar unas doce mil ratas soldado. Debemos entrar en contacto con los líderes de esta sociedad subterránea antes de que destruyan nuestro proyecto.

4.26h. Tras ceder el timón a Canardo -pues alguien debe controlar la nave- Lapino, equipado con un megáfono, intenta establecer un primer contacto con lo que en adelante llamaremos el RATAMUNDO.
- Rats! Hello?
(en nuestras expediciones científicas siempre utilizamos el idioma internacional de la ciencia).
- We think that cooperation might be necessary for our survival. Please send one or two of your lower rank members.

6.30h. Hemos abandonado toda esperanza de comunicación con el ratamundo después de que Lapino haya lanzado nuestro mensaje a través del megáfono. Nos echamos en nuestras literas hambrientos, exhaustos, desesperanzados y más escépticos que nunca en cuanto a nuestra búsqueda científica. Y hambrientos.

9.40h. Un leve murmullo repetitivo despierta a Canardo. Éste se acerca hasta el magnetoscopión todavía enfocado al ratamundo. Éste es su informe de lo sucedido:

"El faraón rata sujeta un pequeño cono de papel. Tras él, los seis ministros lo siguen al unísono en un cántico fantasmal que parece sumirlos en un trance místico. Tras horas de escucha, logro identificar su mensaje. A continuación transcribo lo que ha podido registrar el magnetoscopión:

'We know Pachín's paradero.
We know Pachín's paradero.
WE KNOW PACHÍN'S PARADERO'.


Un ejemplar de rata-sacerdote captado por el magnetoscopión.

martes, 3 de julio de 2012

El viaje de Pachín o el cambio de valores del paradigma científico (parte I)

Los professores Lapino y Canardo inician su periplo fluvial. Finalmente, Pachín no se encuentra en el interespacio. Hemos recibido un burofax secreto que nos da pistas sobre el posible paradero de la misteriosa criatura atemporal. Con el objetivo general de profundizar en los entresijos del interespacio, los profesores se han hecho con una nave para surcar los canales del Languedoc-Roussillon, paradero más que probable de la huidiza cucaracha cuántica.

2 de julio. Día 1

Sabemos que toda la comunidad científica tiene los ojos puestos sobre nuestra expedición. Esta presión no nos amedrenta. Tenemos todas las herramientras necesarias para dar con nuestro objetivo, la revolución que cambiará el rumbo de la historia para siempre. Pero nos faltan algunos elementos clave: un magnetoscopión subfluvial Rolfer 500; una bombona de butano; un periscopio lineal de 35 mm; un rifle.  Por suerte, en el colmado del muelle nos hemos podido proveer de estos objetos de alta precisión. Ya estamos listos. Zarpamos hacia lo desconocido, lo insondable.

Magnetoscopión subfluvial Rolfer 500

Primer percance: Lapino ha disparado el rifle por error antes de zarpar, con la mala suerte de dar de lleno en el esternón del alcalde, que presidía la comitiva de despedida de la expedición científica más importante del siglo. Ha muerto en el acto. La policía, atónita, no ha osado detenernos por miedo a obstaculizar lo que probablemente sea el hallazgo definitivo. Pensaréis: over the top. No. Así pues, tomando conciencia de la trascendencia de los acontecimientos, la gendarmería francesa ha optado por el júbilo, apuntando sus armas al cielo y disparando en señal de congratulación. El pueblo se ha unido al festejo entonando la Marsellesa un tono más alto de lo habitual, mientras las campanas de la iglesia acompañaban esta eufórica celebración científica. No debemos olvidar que el alcalde yacía muerto en el suelo. Nuestra nave se alejaba por el canal contra el cielo sanguinolento de la puesta de sol mientras nosotros acoplábamos la bombona de butano al magnetoscopión. Que los dioses nos acompañen.

La muerte del alcalde: una tragedia necesaria.